sábado, 12 de diciembre de 2009

EDUCAR PARA EL CONSUMO




HIJOS CONSUMISTAS

         Tras el periodo navideño, lleno de gastos y consumismo, incentivado por la sociedad, los medios de comunicación..., nos  detenemos en el término “consumismo” para nuestros hijos.


El consumo tiene su raíz en la satisfacción de necesidades tanto físicas como emocionales. Resulta de vital importancia que nosotros, padres, transmitamos a nuestros hijos una educación para un consumo consciente, responsable y solidario que les ayude a mantener una buena calidad de vida y un bienestar psicológico y material razonable. Está al alcance de todos con algo de voluntad y reflexión a la hora de ir de compras. Los padres podemos educar a nuestros hijos en estas pautas de consumo responsable, explicándoles la importancia de no despilfarrar el agua, apagar las luces cuando se sale de una habitación, reutilizar libros y ropa de sus hermanos mayores, etc. Incluso es posible ampliar la teoría de "las tres erres", animando a los menores a regalar todos aquellos objetos que ya no necesiten y que puedan servir a otras personas:


  •    Reducir comprar sólo lo indispensable.
  •   Reutilizar: libros, ropas, material escolar, etc. pueden pasarse entre hermanos, familiares o donarse a organizaciones de beneficencia, tiendas de segunda mano, etc.
  •    Reclicar : por ejemplo, siguiendo la política de los contenedores que separan los materiales que se desechan.


Es importante educarlos en estas pautas de consumo, sobretodo porque ellos también están expuestos a la influencia de su entorno: publicidad, televisión y valores sociales predominantes. Pero no hay que olvidar que el primer modelo de referencia de niños y adolescentes somos nosotros, sus padres, por lo que es conveniente dar ejemplo, que sea coherente, constante y preciso. Los pequeños de la casa se fijan en el comportamiento de los adultos.

Numerosos estudios y psicólogos nos alertan de que colmando de regalos a los niños se les cría en la abundancia, con mentalidad consumista, y de esta manera no aprenden a disfrutar de cada cosa ni a comprender el valor del dinero o del ahorro. Los padres podemos hacer comprender a nuestros hijos que tener más no significa ser más feliz y explicarles por qué es imposible que se les compre todo aquello que se les antoje en cada momento.

En definitiva, se trata de poner límites, de saber decirles que no. A veces, superados por el cansancio, por los sentimientos de culpa resultantes de pasar poco tiempo con ellos o por falta de paciencia, resulta tentador ceder a las exigencias caprichosas de nuestros hijos. Los padres debemos aprender a decir "no" y a no sentirse culpables por ello. Se pueden seguir diversas estrategias para negarse a comprarles todo lo que piden.

  • Mantenerse firme en una decisión, de manera que la conducta paterna sea coherente. Los padres deben ponerse de acuerdo en la actuación a seguir, incluso con abuelos y tíos.
  • Que sea un "no" razonado. Explicarles por qué en esos momentos no se les puede comprar lo que piden: no se necesita, ya tienen muchos juguetes, etc. El dinero se obtiene con esfuerzo y se debe cuidar.
  • Decirles que no se les compra el juguete, pero proponerles alguna alternativa placentera como ir a casa, merendar juntos y jugar a algo que les apetezca.
  • A nuestros hijos adolescentes se les puede asignar una “paga semanal” para que aprendan a ahorrar y a comprarse ellos mismos lo que necesiten. La paga se adaptará a su edad y no será demasiado elevada. Según los profesionales aumenta la autonomía, les enseña a administrarse y a fomentar su capacidad de decisión.
  • Que nuestros hijos entiendan la diferencia entre querer y necesitar. Puede resultar útil animarles a compartir o a donar algunos de sus juguetes a una asociación benéfica para que conozcan que hay otros menos afortunados que ellos y valoren lo que tiene. 

Es importante preparar a nuestros hijos para un futuro en el que tendrán que renunciar a algunas cosas para obtener otras y en el que no se podrá obtener todo lo que quieran. Un adolescente al que nunca se le dice “no” desconocerá el significado de la frustración y de los mecanismos necesarios para afrontarla.




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